Los alacranes eran especialistas en literatura clásica y moderna. Se habían formado en la universidad extranjera. Ellos sabían mucho acerca de las formas y géneros de vanguardia literaria. Alacranes jóvenes e inexpertos se inscriben en los cursos. Leían a Baudelaire y Rimbaud para ponerse a tono con la formación de eruditos iniciados. Los alacranes expertos no habían leído a estos dos franceses y acusaban a los jóvenes de alienación por dos decadentistas infortunados. Para ellos la literatura se estudiaba desde los clásicos. Se hablaba de la contemplación homérica, de la catarsis y la expiación de los trágicos griegos. De la maravillosa gesta del Cid. La piedad y la valentía eran los temas predilectos. Los alacranes amaban la historia de la literatura de las serpientes. Para ellos el origen estaba en ese reptil. La colonización de serpientes era algo muy beneficioso. Par los alacranes la vida moderna debía a ellas la civilización. Los alacranes no permitían que
En la puerta los perros esperan que alguien los deje pasar. Adentro solo hay fantasmas. Ropa colgada desde hace ciento treinta y dos meses. Afuera de ahí y con la madrugada, los gallos chillan estrepitosamente contra el mundo. Los perros también chillan. Un tacuazín adolescente hurga en la basura y encuentra otro tacuazín mordisqueado por un perro o por bestias nocturnas. En las casas lejanas todo mundo duerme. En el bullicio lejano el rumor de automotores es el anuncio de otro día para dejar las entrañas en el asfalto.