En la puerta los perros esperan que alguien los deje pasar. Adentro solo hay fantasmas. Ropa colgada desde hace ciento treinta y dos meses. Afuera de ahí y con la madrugada, los gallos chillan estrepitosamente contra el mundo. Los perros también chillan. Un tacuazín adolescente hurga en la basura y encuentra otro tacuazín mordisqueado por un perro o por bestias nocturnas. En las casas lejanas todo mundo duerme. En el bullicio lejano el rumor de automotores es el anuncio de otro día para dejar las entrañas en el asfalto.
I La realidad es vivir/bramar como el aguacero,cantar como el pájaro,/entre la cruel maraña de espinas./Si hay noche, frío o tormenta,/el corazón se entregará al canto.../Vivo cambiante y rumoroso,/sin olvidar el trozo de mar, de pájaro en la boca, que me hace temblar o reír junto a las barcas. R. Armijo